Caminata por calles de plata

Trekking a Cala Domestica - Buggerru

Caminata por calles de plata

Fascinantes itinerarios cobran vida a un paso del mar, tras las huellas de los mineros
Desde las minas hasta el mar, un sinfín de emociones

Las vetas de plata dejan de dar, la actividad extractiva se detiene, el silencio cae en las minas de Cerdeña. La red de caminos que serpentea a través de túneles, laverías, talleres y aldeas obreras está ahora envuelta en la atmósfera surrealista de los lugares abandonados. En aquella época eran recorridas por burros y carros cargados de minerales, hoy son rutas de ciclismo y senderismo que retoman las rutas abandonadas de la plata.

Escursione la via dell'argento

La fiebre de la plata también llegó a los relieves del Sarrabus. Para conectar túneles, talleres y hospederías, se abrió una ruta en forma de anillo de 47 kilómetros en medio del bosque, formada por caminos de herradura y vados fluviales, que facilitan los pasos más difíciles. Desde San Vito llegarás en coche a cruzar este itinerario que atraviesa las minas en desuso, aquí el silencio se rompe con el sonido de pequeñas cascadas y piscinas naturales, consideradas en su momento como un obstáculo para el transporte de materiales preciosos desde las montañas hasta las playas de Costa Rei. Hoy en día son frescos oasis entre una etapa y la otra.

Miniere di Masua

No se extrae más de la mina de carbón del Sulcis. Aunque la plata se abandonó pronto, queda el sendero de las antiguas minas de plata de Gonnesa. Cuatro kilómetros, poco más que un paseo en el corazón del parque geominero de Cerdeña, un inmenso patrimonio de arqueología industrial, minas y pueblos abandonados. En este contexto geológico y medioambiental, irrepetible en otros lugares, se encuentran las rutas de senderismo que llevan desde las minas hasta el mar.

Argentiera, Sassari

A lo largo del camino entre Alghero y Stintino hay un lugar que juega al escondite entre las bellezas más populares de Cerdeña, un lugar fuera de lo común. Es Argentiera, un pueblo minero olvidado pero intacto, a pocos pasos del agua. Desde aquí parten caminos hacia los arroyos, algunos suben a la montaña donde se extraía la plata. Su brillo ha quedado por todas partes, reflejado en el agua y la arena, depositado en las rocas de los cabos que protegen la ensenada y en las rutas de senderismo que la recorren.

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