No se parece a ningún otro lugar. Esto lo escribían sobre Cerdeña los primeros viajeros del pasado, explicando su emoción ante esta tierra que aflora lentamente del mar y su espectacular naturaleza incontaminada. Una tierra donde brilla una luz intensa. Montañas imponentes que descienden hacia el mar creando una gran variedad de paisajes costeros: acantilados esculpidos por el viento, playas larguísimas, bahías escondidas por la maquia mediterránea, dunas de arena recubiertas de lirios blancos.
Entre las numerosas propuestas para unas vacaciones en Cerdeña, muchas de ellas ideales para cualquier tipo de visitante, destacan algunas que permiten conocer sus características más íntimas y descubrir su alma profunda, por lo que son perfectas para quienes buscan paz interior y calma espiritual. Decenas de escritores famosos de todo el mundo, tras pasar unas vacaciones en Cerdeña, han elegido la isla como refugio donde vivir tranquilamente, alejados del estrés. Siguiendo los pasos de los escritores de ayer y hoy, te invitamos a recorrer los caminos que llevan al corazón de la isla. Visita los pueblos del interior y conocerás la hospitalidad de los sardos y los sabores de su auténtica cocina, acompañada por un buen vaso de vino cannonau o de licor de mirto.
Escucha el canto coral sardo, llamado cantu a tenore, y el sonido arcaico de las launeddas, una especie de clarinete de tres tubos. Participa en los ritos de las fiestas paganas y religiosas cuyos orígenes se remontan a muchos siglos atrás y únete a los cantos y bailes populares que se celebran en las plazas. Déjate llevar por el ritmo junto a los habitantes de los pequeños pueblos del centro de la isla. Su música es la expresión de un patrimonio cultural inmenso y milenario. Entre experiencias mágicas y misteriosas, descubrirás una isla insólita, donde el tiempo parece haberse detenido y donde la vida sigue el ritmo ancestral de la naturaleza.
Cerdeña ofrece rutas para recorrer en solitario, ideales para quienes desean meditar y encontrarse consigo mismo, perdiéndose entre sus bellezas naturales. Tanto si te alojas en un hotel con todas las comodidades como si vas con la mochila a la espalda, quizás con un libro y algún producto típico para saborear al lado de una hoguera, que ilumina la noche igual que las estrellas. De tu estancia quedarán, imborrables y bien guardados en la memoria, los recuerdos de muchos momentos de contemplación de la naturaleza y de integración con ella. Lugares que alimentan el espíritu. Todo el año, en paisajes sugestivos y silenciosos, es posible buscar y encontrar el equilibrio mental y físico. Esta es el alma profunda de Cerdeña.