Cerdeña, una bella historia
Nuraghi con vistas al mar, ciudades antiguas y torres costeras cuentan la historia a pocos pasos de las más bellas playas del Mediterráneo antiguo
Es una cuna rodeada de mar donde, hace ocho mil años, comenzó una misteriosa y original civilización, abierta a las innovaciones y contaminaciones culturales, traídas por mar desde un lado al otro del Mediterráneo antiguo. Los sardos construyeron nuraghi en las costas con refugios para barcos, unidos entre ellos para controlar el mar y conectados con los construidos en el interior. La ubicación de la isla es estratégica; es una animada encrucijada en las rutas comerciales frecuentadas por pueblos navegantes, entre ellos los avanzados y pacíficos fenicios que hicieron su base en Cerdeña. Fundaron las que serían las ciudades más bellas, cultas y ricas de la época, Sulky, Bithia, Nora, Tharros, Karaly. Bienes, ideas y conocimientos circularán libremente entre las ciudades fenicias y los pueblos nurágicos hasta que lleguen los pueblos imperialistas sedientos de nuevos dominios.
Primero los cartagineses, luego los romanos, las ciudades fenicias capitularon, los sardos intentaron una resistencia heroica, como con la "ciudad perdida" de Cornus, que se defendió de los objetivos romanos hasta la última gota de sangre. Por eso fue castigada, borrada y reconstruida. Desde sus ruinas, que miran el Golfo de Cuglieri y el acantilado de Santa Caterina di Pittinurri, origina la más conmovedora de las puestas de sol sobre el mar. Los romanos se expanden, construyen su ciudad con vista sobre Asinara, Turris Libisonis salió a la luz hermosa e imperiosa, hoy en el centro de Porto Torres. Es una zona de Cerdeña donde mejor se ha conservado la civilización proto-sarda y nurágica. Aquí, a poca distancia del mar, se encuentra uno de los monumentos más antiguos e insólitos de la cultura europea, el ziggurat de monte d'Accoddi. Los romanos abrieron calles pavimentadas para dominar mejor el territorio y conectar las ciudades conquistadas, una unía sobre la costa Nora y Bithia, hoy en día es un recorrido panorámico de senderismo a través de paisajes vírgenes, similares a los que se recorrían en la antigüedad.
De Sulky sólo queda la conmovedora colina de tophet sobre el mar de Sant'Antioco, en el corazón de Cagliari está Tuvixeddu, la mayor necrópolis púnica del Mediterráneo frente al golfo de los Ángeles. Desde el mar de Cabras y Pula surgen las ciudades de Tharros y Nora, y no será poca la emoción mirarlas mientras nadas o remas en sus playas. En Bithia, en el encanto de Chia, el mar se llevó primero y devolvió hace poco los restos de un tophet y de un templo púnico en el islote de su Cardulinu, un asentamiento nurágico y una necrópolis fenicia bajo la torre de Chia, y el templo romano del dios Bes en las áreas húmedas que rodean la costa.
¿Y los nuraghi junto al mar? En algunos casos, las torres costeras españolas han ocupado su lugar, pero todavía se pueden encontrar muchos de ellos suspendidos entre el verde de los arbustos y el azul del mar y el cielo. Desde las playas se puede llegar a Mannu en Dorgali, Diana en Quartu Sant'Elena, s'Ortali 'su monti en Tortolì, Aleri en Tertenia, Sellersu en Barisardo, Antigori en Sarroch. Desde estos miradores costeros te parecerá escuchar la voz del mare nostrum (Mediterráneo) de la historia antigua.
