El territorio ofrece panorámicas naturales entre las que se recuerda la Funtana Casida, el Bruncu Sant'Elia, el Rio Araxisi, el monumento nurágico de Nolza y los bosques municipales de Ortuabis y Su Melone. Fue habitado en tiempos muy antiguos, con muchos restos de asentamientos nurágicos, romanos y bizantinos. Destacan los monumentos nurágicos como el famoso Monumento nurágico Nolza y el Maria Incantada. En lo que respecta a los testimonios de la época romana, vale la pena visitar la fuente romana en la localidad de Polcilis y las tumbas de S'enna sa pira y Laldà.

Las primeras noticias sobre el pueblo datan del siglo XII. Meana Sardo se cita en el libro de los condes de S. Maria di Bonàrcado. El centro se menciona en el libro de las "Rationes Decimarum Italiae" de 1342. En el periodo del giudicato formó parte del giudicato de Arborea. Posteriormente, estuvo bajo el dominio de la señoría de Barbagia de Belvì. El centro histórico es muy interesante, ya que las viviendas más antiguas están construidas en piedra esquistosa, con decoraciones de estilo aragonés. Los alrededores muestran la tradición ganadera del pueblo, donde aún se utilizan "is pinnazzus", antiguos restos de piedra de los pastores.