Se encuentra en el extremo noroccidental de la región de Campidano, cerca de los montes Montiferru y a un cuarto de hora del mar. San Vero Milis es un centro agrícola de unos dos mil quinientos habitantes, famoso por el arte del tejido, la fabricación de cestas y cestos de junco, el cultivo de mandarinas y la producción de vernaccia, con un característico aroma a almendras. También es conocida por su hermoso litoral y, para los amantes de los gatos, por la colonia felina su Pallosu. El cultivo de cereales ha sido siempre la actividad principal: el centro fue granero de Cartago primero y de Roma después. El pan y la pasta caseros están vinculados a ella. Otras tradiciones son su Carru 'e is padda, el carnaval sanverese, la Semana Santa, que culmina con el Triduo Sacro (Jueves, Viernes y Sábado Santos), y la vestimenta típica masculina y femenina. En noviembre se escenifica la fiesta de los vinos nuevos.
En el centro destaca la iglesia parroquial de Santa Sofía, de 1604, con un rosetón "gótico" de traquita roja en la fachada y tres entradas de estilo renacentista, y altares y simulacros barrocos en el interior. Tampoco hay que perderse la iglesia de San Miguel Arcángel.
Una gran variedad de ambientes caracteriza el territorio: del campo cultivado a las dunas de arena fina del desierto costero de Is Arenas, de los altos acantilados calcáreos de Capo Mannu y su Tingiosu, paraíso de los surfistas, a diversos estanques, entre ellos Sale 'e Porcus, oasis protegido de Lipu, frecuentado también por flamencos rosas, lugar ideal para los observadores de aves. La erosión calcárea ha creado algunas de las calas y playas más encantadoras de la península de Sinis. A unos veinte kilómetros de la ciudad, encontrará sus "joyas": s'Arena Scoada con su aspecto oceánico-tropical, que se abre frente a la isla de Mal di Ventre, la espléndida y resguardada Putzu Idu con su suave arena blanca de cuarzo, la pequeña y encantadora Mandriola, la estupenda y multicolor sa Mesa Longa, una auténtica piscina enclavada entre los acantilados, el oasis de paz de los felinos de su Pallosu, una de las perlas de Sinis, la amplia y larga sa Rocca Tunda, de suave arena dorada, y las calas de guijarros de Scal'e Sali. Más allá se encuentra la bahía de Is Arenas. En la costa se alzan varias torres, entre ellas las delle Saline, Scala 'e Sali y sa Mora, construidas por los aragoneses para defenderse de las incursiones bárbaras. La presencia humana en la zona está atestiguada desde el IV-III milenio a.C. por tres necrópolis domus de Janas, entre ellas las de Serra is aràus, con una cámara "horno" y un pozo de entrada. Una treintena de nuraghi se remontan a la Edad del Bronce, entre ellos s'Urachi, uno de los más grandes de Cerdeña: hasta ahora se han identificado siete torres en el antemural.