Torralba es un centro agrícola del territorio del Meilogu. El pueblo se ubica en una zona de colinas rodeado por valles y dominado por dos relieves, en uno de los cuales se levanta la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. El territorio rico en manantiales y torrentes ha facilitado su antropización desde tiempos lejanos. Con el paso de los siglos se ha alternado varias culturas. Los primeros testimonios datan del Neolítico, como demuestran las domus de janas de Su Siddadu y de Santu Jorzi y las de Nughedu situadas debajo del altiplano de San Pedro de Sorres. Aún así, el periodo de mayor importancia para Torralba es el nurágico. En su territorio encontramos unos 30 monumentos nurágicos y una decena de tumbas de los gigantes. Esta concentración de muetras arqueológicas le ha conferido el apelativo de "Valle de los Monumentos Nurágicos", y el más importante es la Morada Nurágica de Santu Antine, el conjunto nurágico más imponente de toda Cerdeña después del de Barumini. Son muchos los testimonios de la colonización romana que estimuló la fuerte vocación agrícola del territorio. En la edad del giudicato, Torralba formaba parte de la curadoría de Cabu Abbas en la diócesis de Torres. Tras la conquista aragonesa se convirtió en sede del marquesado. Los primeros testimonios relacionados con el centro poblado datan del periodo medieval, tal y como demuestra la cartografía más antigua según la que el pueblo estaba cerca de la iglesia de Santa Maria, de la que no existe más rastro alguno. Sus orígenes medievales también se reflejan en algunas construcciones del centro histórico. Junto a las casas están los tradicionales asientos de piedra, "pezzas" y gracias fuentecillas. Las antiguas callejuelas están pavimentadas con piedra.
Torralba es famoso por la presencia de la Morada nurágica de Santu Antine, una de las más importantes del Mediterráneo occidental, una imponente costrucción megalítica, con una altura de unos 17 metros que domina todo el Valle de los monumentos nurágicos. El monumento es una fortaleza-castillo única, con una torre central de tres plantas, la parte más antigua del monumento nurágico, alrededor del cual se encuentra un bastión de forma trinagular con tres torres. Alrededor de la morada se encuentran los restos de un pueblo nurágico habitado en la edad romana. Hoy, el complejo arqueológico aloja al Museo del Valle de los monumentos nurágicos del Logudoro-Meilogu que reúne restos de la Morada y del Valle de los monumentos nurágicos, muestras y una sección etnográfica que conserva objetos de la artesanía y la cultura local. El antiguo poblado de Torralba surgió cerca de la iglesia de Santa Maria. Hoy esta iglesia ya no existe, pero fue edificada en 1615 en estilo gótico renacentista la nueva iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. La iglesia es de piedra calcárea y en su interior conserva un altar de madera con las estatuas de San Pedro, San José y San Sebastián, una fuente bautismal de piedra calcárea y un retablo del siglo XVIII que une dos tablas de un artista sardo del siglo XVI. La iglesia de Nuestra Señora de Cabu Abbas, edificada en estilo románico-pisano entre el siglo XII y XIII, está en la calle para el monumento nurágico de Sant'Antine. El edificio está construido con sillar de calizo blanco exteriormente, y en el interior se usó la piedra traquítica. En la fachada, en el centro del tímpano, se puede admirar una extraña escultura antropomorfa que representa una divinidad paleocristiana. Torralba conserva testimonios de un pasado antiquísimo, y sus platos típicos conservan un sabor de antaño. Sobre todo no hay que dejar de probar el pan de Torralba, la famosa "fresa" o "pane carasau", a menudo preparado con harina oscura, sa fresa niedda, cocido en el horno de leña para cortarse en dos partes y colocarse nuevamente en el horno para convertirse en "bizcochado". El "pane untinadu" se prepara para Epifanía: en el pan se gotea la grasa de las salchichas hasta que absorbe todo el sabor de la carne. En dulces destacan las "mantogadas", trenzas de haria y manteca de cerdo preparadas con jarabe de azúcar y limón. las "casadinas" con relleno de queso ácido, perejil y uva pasa, y "sa gozzula de s'ou", trenza de pasta de sémola o de uva pasa y un huevo entero en el centro.