Te quedarán grabados días de sol radiante, un calor reconfortante incluso en invierno, otoños y primaveras para enmarcar y "vivir" intensamente, veranos que parecen no acabar nunca. Y te sentirás como en casa, gracias a la auténtica acogida, arraigada en las tradiciones de las gentes que pueblan los pueblos costeros. Compartirás su estilo de vida cotidiano, que ha contribuido a hacer de los sardos un pueblo de legendarios centenarios. Cada panorama de los pueblos costeros es una fotografía para grabar en el álbum de los recuerdos más emocionantes, y esto es sólo el inicio. Luego está la costumbre del buen comer en estas localidades, una mezcla sin igual de mar y tierra, la actividad al aire libre, sana y perfumada con esencias mediterráneas. A pie y en bicicleta, a lo largo de los senderos fuera de los muros, donde evocadores paisajes costeros guardan misteriosos legados arqueológicos y fascinantes ruinas medievales, ofreciendo horizontes donde la mirada se pierde sin casi darse cuenta.