Un viaje a un pasado lejano, entre ingenio y esplendor, para descubrir un majestuoso monumento inmerso en el verde mediterráneo. El "gigante de piedra" La Prisgiona reescribe poco a poco la Edad nurágica, desentrañando los misterios que la rodean. El tamaño, la arquitectura y la ubicación sugieren el importante papel del sitio, un unicum en Gallura, entre los más fascinantes de la Isla. Era la referencia de un vasto territorio, una especie de metrópolis en aquella época, que constaba de una fortaleza, una enorme aldea y un monumento funerario. La vida del complejo, construido sobre una estructura precedente en forma de "corredor", abarca un largo periodo de tiempo (siglos XIV-VIII a.C.), al que siguió un breve periodo de frecuentación a finales de la época romana (siglos IV-V d.C.).
La Prisgiona es la perla arqueológica de Arzachena, alzada sobre un relieve de granito que domina el valle de Capichera, a diez minutos de la ciudad y a pocos kilómetros de las glamurosas playas de Costa Esmeralda y Porto Cervo. Un espectacular panorama de colinas "bordadas" por viñedos de vermentino constituye el telón de fondo del nuraghe, compuesto por una torre central (torreón) y dos torres laterales unidas por un bastión curvilíneo. Verás, en la base, bloques casi sin labrar dispuestos de forma irregular, mientras que a medida que se sube los bloques se vuelven más trabajados, las hileras ordenadas. Su majestuosidad se describe por el arquitrabe de entrada, de tres metros de largo y siete toneladas de peso. El pasadizo conduce a la derecha a un nicho, a la izquierda a la escalera del primer piso y, en el centro, a una cámara circular de casi siete metros de altura, con tres nichos y cubierta de tholos (falsa cúpula).
Un poderoso muro cortina rodea la torre central y engloba las dos torres laterales. A su vez, está protegido por un antemural, erigido en una segunda fase. Las dos murallas encierran un amplio patio. En el centro hay un pozo, que garantizaba el abastecimiento de agua del complejo. Con siete metros de profundidad, ¡todavía funciona! Al lado, en la Edad del Bronce Final, surgió la "cabaña de las reuniones", dotada de un banco en forma de anillo en el que se sentaban las personalidades más influyentes de la comunidad. Además de cuencos, fuente y lámpara, se encontró una jarra de medio metro de altura, de forma inusual y decoraciones inéditas, utilizada con toda probabilidad para destilar y administrar una bebida especial, destinada a los participantes en foros políticos y rituales religiosos. En el pozo se hallaron numerosos objetos de cerámica de gran valor que retratan la vida cotidiana: braseros, sartenes, ollas, tazas y herramientas para el hilado. Las jarras utilizadas en la cabaña de reuniones han contenido también vino, lo que confirma que la viticultura era una realidad en Cerdeña hace más de tres mil años.
Continuarás la visita en la parte exterior de la muralla, por las callejuelas empedradas que separan el casi centenar de cabañas del pueblo, distribuidas en pequeñas manzanas y en gran parte aún sin descubrir. La extensión notable del pueblo (cinco hectáreas) y las variantes arquitectónicas hacen suponer que ha crecido y mutado varias veces. Las excavaciones y los hallazgos "cuentan" que estaba habitado por una comunidad líder en el territorio, organizada y dinámica, que forjaba relaciones con los pueblos vecinos y comerciaba con manufacturados fabricados a gran escala con otros pueblos del Mediterráneo. Investigaciones recientes han revelado una especialización de las actividades productivas: algunas cabañas se utilizaban para la elaboración y la conservación de alimentos (pan y cereales), otras para actividades artesanales. Un bloque resultó ser un laboratorio de cerámica con horno, despensa y vestigios del trabajo de un alfarero. Finalizada la visita del pueblo, caminarás un kilómetro a lo largo del "sendero de los gigantes" hasta la tumba de Coddu Vecchju, entierro que data de la Edad de Bronce Antigua (XIX-XVII a.C.). En el centro de la exedra de losas graníticas se encuentra una estela arqueada, decorada en un marco, de cuatro metros de altura.
El testimonio más antiguo del parque arqueológico de Arzachen es la necrópolis de Li Muri (finales del IV milenio a.C.), formada por cuatro círculos de piedra, tipología única en la Isla. Un quinto círculo se convirtió en sepultura colectiva en la Edad de Bronce. Luego, descubrirás otras dos tumbas de Gigantes: Li Lolghi, con un corredor funerario de 27 metros, y Moru, unida al cercano Albucciu, una sorprendente mezcla de protonuraghe y nuraghe en tholos. La etapa siguiente es el templo original en megaron de Malchittu, con su atrio y cámara ritual. A lo largo del camino para llegar a él, te impresionará ver cómo el mistral ha moldeado las rocas de granito en formas singulares.